Por su interés, seguidamente reproducimos la
información aparecida con este título en la sección de Economía de el diario El Mundo.
A la
vista de ella, entendemos se hace más necesario que nunca apostar por un
sistema de ahorro e inversión (adaptado a nuestras posibilidades y situaciones)
que nos permita que, cuando llegue la hora, nuestra jubilación sea lo más digna
posible, complementando la pensión pública con el resultado de las inversiones realizadas
con ese ahorro.
"Las
pensiones del futuro serán un 35% más bajas que las actuales"
·
Según la previsión de Funcas para 2050 debido a la precariedad laboral y a
la alta tasa de paro.
·
Según el estudio, estas reformas son cuestionables por sus resultados y por
ignorar los derechos morales de los pensionistas
Las reformas del sistema de pensiones de 2011 (PSOE) y 2013 (PP) han
consistido en bajar las prestaciones hasta que su gasto se iguale a los
ingresos disponibles. Como no es previsible que la recaudación por cotizaciones
aumente (como consecuencia de la reducción de salarios, el empleo precario y
ahora la desinflación) "esta estrategia implica una reducción de las
pensiones igual al aumento del coste futuro", señala un estudio de la
Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) elaborado por el catedrático de Hacienda
Pública Ignacio Zubiri. Lo único que se ha buscado es reducir, o que no
aumente, el coste de las pensiones en términos de PIB (12%), por debajo de la
UE.
Según este estudio, "a los trabajadores se les ha reducido la pensión
inicial y el número de años durante los que la cobra y, quizá peor, el valor
real de su pensión irá disminuyendo a media que envejezcan", señala.
Esto llevará a muchos jubilados a la precariedad y a una sociedad envejecida y
empobrecida.
Será así porque el peso de la población jubilada aumentará un 70%,
pero el coste de las pensiones será el mismo en porcentaje de PIB (12%).
"Las reformas garantizan que el sistema no quebrará, pero en promedio las
pensiones serán un 8% más bajas en 2020 y un 35% en 2050", advierte.
Según Funcas, estas reformas "son cuestionables" por sus
resultados y porque ignoran los derechos morales de los pensionistas a recibir
prestaciones similares a las que ellos ayudaron a pagar con sus cotizaciones.
Propone una nueva reforma para que los trabajadores tengan derecho a un
determinado nivel de pensión. Los ingresos se ajustarán a ese nivel, es
decir, los gastos determinarán los ingresos necesarios, y no al contrario, como
sucede hasta ahora.
En este sentido, propone pasar del sistema actuarial a uno social
eliminado la revalorización anual y el factor de sostenibilidad, que fijará
la pensión según la esperanza de vida. Para la financiación del sistema pide la
creación de una Contribución de Solidaridad que grave los patrimonios
personales y las ventas de las grandes empresas. También añade el uso
coyuntural del Fondo de Reserva y que su disposición sea repuesta.
Y que el Estado, que ha obligado a los trabajadores a entrar en este sistema
sin que le diga si va a cobrar poco o nada, financie con la caja de los
impuestos cualquier déficit que surja, como hacen todos los países, y que
compense los descensos de cotizaciones. Y finalmente, sugiere que parte de las
pensiones se financien con emisiones de deuda para que el coste del sistema se
reparta con las generaciones futuras.
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